Cariño en la lámpara de la habitación hay una bombilla que parpadea. Nunca pude imaginar que esa frase tan normal en cualquier casa, quien no ha cambiado una bombilla de una lámpara, sumiese a la mía en un entramado de circunstancias tales que acabaron por dejarme dos días a la luz de las velas en la habitación. El simple hecho de ir a enroscar la bombilla, pues creía que el vaiven de la luz no podía ser otra cosa que la bombilla estaba floja, produjo un chispazo que se tradujo en apagón. Me había quedado sin luz en la habitación. Y sólo en esa habitación, porque el resto de la electricidad de la casa funcionaba, menos mal. Pero claro, todo lo que tenía de normalidad ese resto de la casa, se convertía en anormalidad en esa habitación. Lo primero porque el automático no había saltado, raro, si hay chispazo es la primera causa efecto. Lo segundo porque la bombilla que creía causante del desaguisado funcionaba perfectamente después de ponerla en la lámpara de la otra habitación. Lo tercero porque la lámpara en la que se alojaba la bombilla chispeante no tenía ningún mecanismo alternativo que pudiese generar el cortocircuito que no dejaba paso a la electricidad, vamos que es el típico casquillo, eso sí enmascarado en un globo de diseño. Y por último porque una vez desmontado el casquillo contenedor de la bombilla, este tampoco mostraba síntoma alguno de deterioro que fuese causa del problema.
En ese momento los sospechosos número uno pasaron a ser los interruptores, en concreto uno. Ese que en vez de tecla se mostraba al exterior con una rueda que servía para regular la intensidad de la luz de la lámpara. El típico que girando hacia la derecha aumentaba el caudal de luz de las bombillas y girando hacia la izquierda hacía el efecto contrario, es decir, disminuir el caudal de luz de las bombillas. Una vez desposeido de su cubierta de plástico, este dejaba al descubierto un entramado de cobre en espiral. Ningún fusible ni nada parecido que pudiera acabar parando el caudal eléctrico. Unica solución, sustituirlo por otro interruptor y voila, se hizo la luz de nuevo en la habitación.
Moraleja si se va la luz de una lámpara de techo antes de llamar al electricista chequea todos los interruptores que actúen sobre la misma, sobre todo si son reguladores de intensidad aunque parezcan que no tienen daño aparente pueden haberse estropeado sin más. Si son interruptores normales igualmente puede haberse desconectado alguno de los cables que lo conforman.
Saludos.